lunes, 22 de marzo de 2010

Derecho Fetichizado

El mito se oficializa y se aplaude, el festival se inaugura.

Se recuerdan con nobleza los helénicos progenitores

y las copas de vino, champagne, whiskey y brandy

tintinean al son del brindar de futuros contendores ficticios.

Pactos tácitos, tratados de guerra inofensiva.

 

Otros en tanto, esperan al final del festín,

prometen lealtad y el sol les brilla.

Sus platos rebosan con fétidas sobras,

las larvas se retuercen entre los huesos de pollo

y los inferiores sirvientes se lanzan con furia sobre su botín,

sanguijuelas clientelistas de la trama más magnífica,

del engaño más grande…

 

Masificados fetiches de representatividad

legan a los Muchos la capacidad de hundir la mano

dentro de un pozo de aguas purulentas

donde las nefastas pirañas devoran los dedos

de aquellos que labraron la comida de su fiesta,

y aún así ostentan el descaro de decir:

Derecho sagrado la patria nos da.

 

Los colores se instalan en las banderas de las casas

y cifran frases prototípicas que repiten y repiten,

oraciones de cuatro palabras, como manifiestos ideológicos

que invocan mundos de ilusión y brillante porvenir,

demagogia que apela a la falta de memoria,

clavos atinados en los nervios del civil.

 

Terrorismo de estado.

Facetas antagónicas.

Negación personal.

¿No te da verguenza mentir?

¿Con qué cara hablás de equidad

de justicia, de progreso y de honestidad?

Cuando atrás están los financistas cobrando la campaña política.

Cada palabra del discurso es histrionismo puro           

 

 

Piraña A o piraña B. Escogé el dedo que te van a devorar.

Deshacete de las ilusiones de empoderamiento popular.

Si te encaminás al congreso, rezagados los ideales van a quedar,

conforme te acercás a la meta, apesta más el pantano,

se cansa el puño izquierdo en alto, y los colmillos brotarán,

las escamas también, será el escudo que te aislará del mundo,

el mundo real, que defraudaste y quedó atrás.

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